Greenhouse

Greenhouse
Kamabai (Sierra Leona)

sábado, 12 de noviembre de 2011

Un escalofrío, pero no de frío


Ayer escuché algo que necesitaba, algo que me hizo sentir felicidad. Y digo felicidad, porque no podría justificar ese escalofrío que sentí de otra manera.
Poco a poco vas entendiendo a tu cuerpo y cada una de las sensaciones que tienes a lo largo de tu vida, van formando parte del pasado, porque después de 26 años, hay pocas sensaciones que no haya sentido. Pero esta sensación fue distinta y podría decirse que es una sensación que me permite partir tranquilo, como si por fin me cortaran los tirantes que me unían a esa pesada mochila. Y esto sucede de repente, como las grandes cosas que tienen un eco en la eternidad, al menos a título personal.

Ayer, después de casi 6 meses con Adama esta me dijo:
-          Marco, me encanta el invernadero, está tan bonito,… cada vez que me encuentro dentro estoy feliz y sé que soy afortunada de poder trabajar en él.

 No hacían falta más palabras. Respiré hondo y curiosamente esta vez, me entró mucho mas aire del que estaba acostumbrado. Asique levanté la cabeza, tan alto como pude y sentí como mis pasos acompañaban mi cuerpo. Poco a poco me fui alejando del invernadero sin mirar atrás, porque sabía que estaba en buenas manos, mejor dicho, sabía que estaba en las mejores manos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario